El miedo no es solamente una emoción humana; es una poderosa fuerza espiritual que ataca nuestras reacciones físicas, mentales y emocionales.
“ Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).