Es síntoma de muy buena salud que uno se preocupe por su vida espiritual: querer mejorar la oración es señal de que vamos en buen camino.
Cuatro recomendaciones:
1. Establece un RITMO: tiempo y lugar para tu oración de cada día.
2. Practica y aprovecha en primer lugar la ORACIÓN VOCAL: aprende a orar con cuerpo y alma.
3. SAL DE TI MISMO: No te quedes dando vueltas en torno a tus pensamientos o problemas; escucha generosamente la Palabra de Dios y cultiva por tu parte la gratitud, la alabanza y la ofrenda de ti mismo.
4. Cultiva la FORMACIÓN PERMANENTE: dale a tu alma la riqueza del vocabulario con que mejor pueda expresarse con Dios.