Después de 9 meses de encierro, las autoridades del centro de detención de ICE para familias inmigrantes les pusieron delante un formulario para que firmaran y les dieron a elegir: o seguir encerradas con sus hijos, asumiendo el riesgo de que se contagiaran de COVID-19, o permitir que liberasen solo a los niños; es decir, aceptar una separación sin saber cuándo volverían a encontrarse.