En este episodio se cuentan muchas mierdas increíbles.
Que si el ayuntamiento de Guadalajara, que si Vargas Llosa, que si Vox.
Si hay un episodio querellable en Juegos Reunidos es este.
Esta pandilla de amateurs ni se preocupa de jugar a nada.
Cervezas, micrófonos, mal humor, gas y cuentas pendientes.
Y dos horas.
Son unos impresentables.