

Las cosas que buscamos, a las que aspiramos y les dedicamos nuestro tiempo y energías, son las cosas que moldean nuestras vidas.


En el tiempo de la espera Dios nos pide que seamos pacientes y que confiemos en Él. El milagro ocurre después.


La espera no es sencilla, es amarga y difícil. Pero si superamos la prueba del tiempo, Dios nos premia.


Ser una persona bendecida no significa que no habrá problemas, sino que la mano de Dios estará sobre tu vida en cada situación.


Dios nunca le ha fallado a quienes le dan su confianza; Él siempre responde y ayuda a los que dependen de sus promesas.


Para obedecer a Dios, primero debemos conocer su ley; y quienes obedecen al Señor tienen promesa de ser ayudados.


Nadie nace siendo un hijo de Dios. Según las Escrituras llegamos a serlo por la fe.


Cuando tus fuerzas se agoten y no tengas a dónde ir, recuerda que Dios es el dador de esperanza y nuevas fuerzas.


El matrimonio y la familia son las bendiciones terrenales más hermosas y preciosas que Dios nos dio.


Para tener una buena relación con Dios necesitamos a Cristo, el único Mediador entre Dios y los hombres.


El Padre celestial que te ama, hoy te llama y te dice: "No cedas ante la tentación; no vayas por el camino que destruye".


La sabiduría que Dios quiere darnos impactará nuestras vidas, trayendo transformación, sanidad, restauración y fuerza espiritual para salir adelante.


Una vida feliz, abundante y plena, no es un accidente; es algo que se construye apoyándonos en Dios y en su sabiduría.


Dios desea y espera que vivamos como Él lo ha enseñado en su Palabra; ese es el camino a la felicidad.


El Dios de la Biblia ha dado una ley para ser obedecida; si le amamos en verdad, guardaremos su Palabra.


Dios no cierra la puerta a los que le buscan con un corazón contrito y humillado, sino que los recibe y les da la bienvenida.


La fidelidad de Dios no depende de nuestro compromiso hacia con El, sino de quién es Él.


Correr con impaciencia puede arruinar nuestras vidas; la paciencia es la clave de los ganadores en la vida.


El odio solo te arruinará, te robará el gozo, te cerrará los cielos, envenenará tu alma y asfixiará tus esperanzas. Pero Dios quiere que seas libre.


Sin piedad y sin santidad es imposible gozar del favor y del trato íntimo de Dios; no podemos ver al Señor.


Si quieres que tu fe crezca, tienes que pasar tiempo con el Autor y Consumador de tu fe: el Señor Jesús.


La vida solo tiene sentido cuando Dios está en ella; y la fe solo puede crecer cuando nos volvemos a Dios.


Fuiste llamado por Cristo para sufrir; pero cuando sufres por su causa eres el más dichoso en todo el universo.


La meta en esta vida para los hijos de Dios es nada más y nada menos que la semejanza con Cristo.


La paciencia es perseverancia, es la actitud de no rendirse, la determinación de volverse a levantar y, sí o sí, llegar a la meta.


"Si queremos llegar lejos en la fe y en la vida espiritual tendremos que viajar ligeros". W. Barclay


Para correr bien, hay que conocer la historia de aquellos que nos precedieron, de los que Dios levantó y usó antes de nosotros.


Hay una manera de ser librados de la ira, de evitar el juicio de Dios que viene sobre este mundo; por medio del Cordero de Dios.


En el glorioso evangelio de Jesucristo, Él toma nuestro lugar y recibe la ira de Dios, para poder reconciliarnos con Dios.


La Biblia, ciertamente, habla de una salvación, de un perdón de pecados, pero esto nunca es obtenido por el esfuerzo humano.