Resulta grato descubrir y comprobar que el Tango porteño contó con innumerables intérpretes de alta calidad que enaltecieron nuestra música con la disciplina y profesionalismo que ameritaban las piezas compuestas por grandes y sensibles creativos como el que presentamos hoy. Un violinista porteño de fuste, estudioso y con un enorme talento interpretativo, admiraba a compositores de la talla de Schubert, Beethoven y Gounod. Su vida artística transcurrió entre enseñanzas, creando un Conservatorio de música, fue autor de composiciones que trascendieron al gusto popular y una respetable orquesta que representó muy bien a nuestro Tango, supo armar un excelente grupo y elegir bien las voces que lo acompañaron durante su extensa carrera. Luego de transitar por las estaciones de radio más importantes de aquel entonces, fue contratado con su orquesta de los Zorros Grises, como artista exclusivo de Radio Belgrano. Nuestro programa de hoy está dedicado al connotado maestro, director, compositor y gran violinista, Don José García.
El rezo, el pedido reiterado de ayuda mirando al cielo, el deseo de un volverse a ver a través de una oración, la plegaria como una súplica por el retorno de un amor perdido, las promesas hechas a Dios para salvar a alguien muy querido, el encuentro con el amor soñado en la misa de once. Orar en forma de Tango para que no se vaya la vieja, la medallita con la imagen de la virgen que nos trae suerte o el paseo porteño de Jesús en una bicicleta blanca. Las mil y una forma de acercarnos al soberano, también fueron y son parte del acervo tanguero. Nuestra música y su poesía se hacen presentes en este recorrido por la fe que empuja, provoca e impulsa y hoy nos pone en este programa especial dedicado al tema. Disfrutemos de estas letras de antaño, que guardan una asombrosa actualidad, como la misma religión, como el mismísimo Tango.
Buenos Aires fue cuna indiscutida de bailongos famosos, donde el Tango sonaba fuerte y la gente le sacaba viruta al piso, con firuletes y fantasías bailables que todos disfrutaban. Los mayores, con la experiencia adquirida en los años veinte, cuando los acordes tangueros empezaron a reproducirse de manera exponencial y las parejas trataban de lucirse y demostrar sus habilidades en las múltiples pistas de salones, clubes sociales y palcos montados para la ocasión. Desde la casa se promovía el baile, sino eran los viejos, siempre había un tío o una tía que nos querían enseñar las bondades danzantes, para enamorarnos de esa música que perfumaba el ambiente con sus compases. Así se fue inundando la ciudad de los sonidos maravillosos de nuestra música orgullosamente río platense, así, entre firuletes, milongueros viejos de los cuarenta que nos invitaban a bailar desde el Palais de Glase, o desde el barrio, oyendo a los cosos del al lao, paque bailen los muchachos y gritarles: “¡A bailar, a bailar que la orquesta se va!
Una hermosa mujer mendocina. Actriz y extraordinaria cantante con registro de soprano, que en poco tiempo se metió en el gusto de la gente tanguera que la admiraba. Buen gusto en el vestir que resaltaban su presencia imponente y una voz privilegiada que atraía por su atinada afinación. La llamaban ‘La Dama del Tango’. Llegó a cantar con el gigante de Mariano Mores, quien la incorporó a sus espectáculos, llevándola de gira artística por Cuba y México. Tuvo una carrera ascendente pero muy corta, sin embargo bastó un breve tiempo de actividad para consagrarse y ser recordada hasta nuestros días como una intérprete que lució en el Tango dándole brillo y calidad indiscutida. Tenemos el enorme gusto de rendirle un merecido homenaje a la que fuera, en su corta vida, una figura inolvidable en el ámbito de nuestra música rioplatense.
Las grandes voces se hacen presentes, una vez más, en nuestro programa. Hoy es el turno de un buen cantor que desfiló por varias agrupaciones importantes de la época, dejándonos su voz y la calidez interpretativa, que lograban aquellos disciplinados en el cuidado de su garganta. Su repertorio tanguero lo ubicó entre los grandes. Tenía un fraseo cercano a la técnica de un tenor, su presencia y cara de galán joven, llamaban la atención y se imponían en cada encuentro con el público. En los años sesenta, cuando ya las papas quemaban para nuestra música y muchos se iban quedando sin trabajo en el género, se las ingenió para realizar giras por Latinoamérica, apoyado por su sello musical. Visitó y cosechó éxitos en varios países, con la convicción que nuestro Tango seguía vigente. Logró llamar la atención y apoyarse en el cariño del público, que jamás se equivoca en este tipo de elecciones. HOY NOS DAMOS EL GUSTO DE RENDIRLE TRIBUTO A LA MEMORIA DE ESTE BUEN CANTANTE.
El itinerante del bandoneón. Un músico excepcional de cepa tanguera que desde pequeño, como los grandes, se pegó al fueye para entregarle su pasión, su vida. Fue merecido presidente de la Asociación Bandoneonística Argentina, de la que el gran Ástor Piazzolla era su presidente honorario, nada menos. Paseó su bandoneón y talento po varias orquestas famosas, hasta que creó su propia agrupación. Autor de algunas piezas memorables, sus composiciones hablan de una inspiración que nació únicamente para nuestra música. Acompañó a cantores en una lista tan variada como rica, de voces famosas como Ángel Vargas, Mario Bustos, Héctor de Rosas, Adolfo Rivas, Néstor Soler y otros de igual talla popular. Su periplo artístico abarcó desde 1929 hasta 1958, década donde el Tango empezó a sentir los embates de las nuevas olas musicales, que pretendieron callar los palcos tangueros sin fortuna. Su inmortal tema “Esta noche en Buenos Aires” figura entre los clásicos de la música Rioplatense.
Fueron tantas las agrupaciones que enriquecieron nuestra querida música, que siempre habrá, en una prolija revisión, alguna orquesta de excelsa calidad que nos ubique en una fantástica realidad, que alegra por lo reiterado, por lo encontrado en los largos caminos del Tango. Hoy es el turno de un grupo de talentosos maestros, todos de jerarquía indiscutible, que un gran Director como Argentino Galván logró reunir para enaltecer a la música porteña. Un septeto de estrellas que hicieron brillar el universo tanguero con luz propia, en unos años de cambios musicales en Argentina, donde era difícil tratar de presentar una buena orquesta, sin embargo lo lograron y la unión de estos talentos produjo un resultado extraordinario, el público los apoyó y ellos dejaron una marca indeleble en el Tango, que casi setenta años más tarde, seguimos disfrutando con deleite y entusiasmo, como si no hubiesen pasado tantos abriles.
En el Tango, muchas fueron las agrupaciones, -que además de las ya consagradas por trayectoria de éxito comprobado-, conformaron para nuestra música, orquestas de calidad interpretativa con ejecutantes estudiosos y muy talentosos que le dieron brillo a este cadencioso ritmo del Río de la Plata. Tal es el caso de la Orquesta Típica Porteña, que allá por los años treinta nos dejaron unos tangos llenos de nostalgia y buen decir musical. De fina y cuidadosa selección, los temas que presentamos hoy a nuestro querido auditorio, guarda reminiscencias de un tiempo ido pero muy vigente en la actualidad, donde muchos añoramos esa época perfumada e iluminada de tango y buen gusto en cada una de las piezas que dejaron impresas para la posteridad, estos inspirados músicos de antaño a los que recordamos con admiración tanguera.
El Tango es de las músicas privilegiadas en el mundo, entre otras cosas, porque cuenta con grandes voces en el presente y en su larga historia. Desde que este ritmo apareció en el universo río platense, para luego extenderse a todo nuestro Planeta, las grandes voces se hicieron presente para enriquecerlo y deleitarnos en cada pieza musical. Hoy es el turno de rendirle un pequeño y merecido homenaje a un hombre de ‘voz recia’ y firme personalidad que fue guitarrista, compositor y actor. Como cantor, integró nada menos que la orquesta de Don Julio de Caro. Debutó -como galán- en el cine junto a Tito Lusiardo y de allí siguió participando en varias películas. En un momento de su carrera emprendió un largo viaje por los Estados Unidos, Venezuela y Colombia, dejando su sello también en varios países del Caribe. Se dio el lujo de ser el que interpretó, por primera vez, los versos de Celedonio Flores en “Por qué canto así”.
Desde su aparición, el Tango siempre tuvo la fortuna de contar con hombres y mujeres talentosas que lo dignificaron y acrecentaron su fama en todo el mundo. En los albores del siglo veinte, contaba con compositores de lujo que ya transitaban exitosos el ámbito del teatro, el incipiente cine y la radio. Nuestro invitado de hoy estaba imbuido de esas características que enriquecían su presencia. Periodista, guionista, autor de obras teatrales y un extraordinario poeta de nuestra música. Sus letras colman el palco tanguero de éxitos con piezas de extraordinaria recordación. Pulcritud en el estilo, precisión en el manejo del lenguaje, utilizaba sus soberbias metáforas siempre que fueran necesarias, sin abusar de ellas. Compuso con los mejores músicos del momento y su respeto por ellos, fue siempre correspondido. Era un hombre que no compartía la noche porteña y su bohemia, no se distinguió por su hálito natural, ni por la convivencia, era más bien un solitario concentrado en sus labores de construcción poética incesante. Talento único y un sobresaliente de la creación musical rioplatense.
En la música río platense, se escribieron historias que nos llevan a concluir que con la disolución de grande orquestas, nacieron otras, producto de esa misma causa. El caso que presentamos hoy, en forma de álbum tanguero, es el de Los señores del tango, que toman su nombre luego de la desvinculación, de la mayoría de sus músicos, de la gran orquesta del maestro Carlos Di Sarli, el otrora ‘señor del tango’. De este hecho, surge esta nueva agrupación de calidad similar y fina sensibilidad, más un compás marcado por el anterior conjunto. Conservando dos de los buenos cantores que acompañaron al maestro, nos dejaron varias grabaciones que alcanzaron el éxito esperado por el gran público – a mediados de los años cincuenta-, en una época donde el tango pedía a gritos una renovación.
En la galería de hombres célebres en la historia de nuestra música, los talentos se dejan ver más allá de los años transcurridos. Hoy toca el turno a un excepcional bandoneonista, compositor, director de orquesta y arreglador. Heredero del talento de su padre, violinista y director que también destacó por su prolija carrera. Mucho de los temas de nuestro invitado, prolífico y finamente inspirado, se transformaron en éxito en su momento y siguen brillando con luz propia en la actualidad. Grandes orquestas y cantantes famosos interpretaron sus piezas musicales.
En varias ocasiones se encontraron ‘para hacer Tango’ y cada vez que lo hacían dejaban escuela para la posteridad de nuestra música. Fueron dos grandes que marcaron huellas imborrables. Uno, con todo talento musical de un genio que componía, ejecutaba, arreglaba y dirigía con maestría, un innovador que por suerte nos vivió muchos años, para demostrarnos que aún de muy mayor, podía con el Tango, porque dejaba la pasión en un teclado, tenía firmeza interpretativa aunque acariciara las teclas con suavidad tanguera. El otro, un ser maravilloso, un hombre común mezclado entre la gente, como disimulando ese portento de voz, ese duende del buen decir, esa forma incomparable de interpretar una canción. Esa garganta con arena que hacía vibrar a conocidos y ‘extraños’, porque nadie como él sabía imprimir los acentos histriónicos en el Tango. Se volvió muy popular por merecimientos propios, se transformó en nuestro “polaco de Buenos Aires”, ese que todavía resuena en cada rincón de la ciudad, como una memoria viva con sonido a gloria.
En este segundo programa seguimos presentándoles personalidades destacadas de nuestro tango que nacieron en diciembre, mes consagrado para el día de nuestra música, por haber nacido el día 11 dos figuras enormes como Gardel y Julio de Caro. Los invitamos a deleitarnos con dos cumpleañeros, don Juan D'Arienzo, el rey del compás y extraordinario maestro y director de orquesta. Y como broche de oro, el Morocho, la Voz, el compositor de éxitos, el único, el incomparable, el inmortal Carlos Gardel.
Queridos amigos, llegamos a fin de año transitando entusiasmados nuestro octavo aniversario hacia el infinito del tango, recordando que en diciembre varios de los máximos exponentes del tango nacieron este mes. Por ese motivo Tango Sensei dedica un par de programas a cuatro de las figuras más significativas de la música rioplatense. Arrancamos con una extraordinaria voz femenina, presencia indispensable, fuerte personalidad y facultades histriónicas que acentúan su talento en cada pieza que interpreta; estamos hablando de Susana "la Tana" Rinaldi, quien nos deleitará con letras famosas y música de alto vuelo tanguero. En la segunda parte de la primera entrega, nos acompaña otra gran figura trascendental del tango: nada menos que el maestro Julio de Caro, excepcional músico, genio y figura de una innovación que tan bien le hizo a nuestra música.
Cumplir años es cumplir con la vida, en nuestro caso, el júbilo aumenta porque también cumplimos con el Tango; sus ídolos, recuerdos y nostalgias que resuenan en nuestros oídos como suaves caricias de nuestra Argentina, siempre presente. Ocho años de aires musicales rioplatenses que envuelven esta frontera generosa y amiga. Dos países y tres almas dedicadas, que aman nuestra música con una misma intención, llevarle a ustedes las más fina y cuidadosa elección, hacerles conocer a los nuevos valores, rescatar esos que ya no se oyen con la frecuencia de antes y revivir momentos inolvidables de aquellos palcos tangueros que perfumaron el aire de Buenos Aires con este ritmo incomparable que perdura mucho más allá de un siglo consagratorio. Tango Sensei celebra en grande el tránsito por su octavo aniversario y arranca con un par de programas que traen aquellos tangos que consideramos clásicos e infinitos. La primera entrega será de corte instrumental y en ella desfilarán orquestas y temas que nos deleitaron por más de un siglo. En el segundo programa, las inolvidables piezas y sus mejores voces que siguen la línea infinita de su calidad interpretativa. Disfrutemos juntos, estas ediciones únicas que elaboramos con el cariño, también infinito, que sentimos por nuestros fieles seguidores amantes del buen Tango.
Cumplir años es cumplir con la vida, en nuestro caso, el júbilo aumenta porque también cumplimos con el Tango; sus ídolos, recuerdos y nostalgias que resuenan en nuestros oídos como suaves caricias de nuestra Argentina, siempre presente. Ocho años de aires musicales rioplatenses que envuelven esta frontera generosa y amiga. Dos países y tres almas dedicadas, que aman nuestra música con una misma intención, llevarle a ustedes las más fina y cuidadosa elección, hacerles conocer a los nuevos valores, rescatar esos que ya no se oyen con la frecuencia de antes y revivir momentos inolvidables de aquellos palcos tangueros que perfumaron el aire de Buenos Aires con este ritmo incomparable que perdura mucho más allá de un siglo consagratorio. Tango Sensei celebra en grande el tránsito por su octavo aniversario y arranca con un par de programas que traen aquellos tangos que consideramos clásicos e infinitos. La primera entrega será de corte instrumental y en ella desfilarán orquestas y temas que nos deleitaron por más de un siglo. En el segundo programa, las inolvidables piezas y sus mejores voces que siguen la línea infinita de su calidad interpretativa. Disfrutemos juntos, estas ediciones únicas que elaboramos con el cariño, también infinito, que sentimos por nuestros fieles seguidores amantes del buen Tango.
Además de un gran músico, Andrés Martín es un gran tipo que nos abre las puertas y el corazón con generosidad. En su estudio podemos conocer su historia y los pormenores de la grabación de este disco inédito hecho en Estudios ION de Buenos Aires junto a los músicos americanos que lo acompañan y que inspiraron este proyecto. Un lujo para nosotros este grabación en vivo.
100% argentino, 100% tijuanense, 100% internacional ¡y 300% músico! Así -o más-, es nuestro querido amigo Andrés Martín. Desde esta frontera no solo compone música clásica y universal para orquestas y ensambles de todo el mundo, sino que ha promovido el tango como nadie, creándolo. Contrabajista de la Orquesta de Baja California, creador; compositor y arreglista de nuestro recordado Cuatro Para Tango, y músico de tiempo completo, junto a un ensamble de músicos de Estados Unidos llevó sus creaciones y arreglos a un disco que hoy presentamos en exclusiva en Tango Sensei. Grabado en los históricos Estudios ION de Buenos Aires, entre los fantasmas de Astor y Pichuco, hoy nos damos el gusto de presentar junto a su creador, Andrés Martín… “Camarada in Buenos Aires”
Gran músico, compositor y fino violinista que tuvo el privilegio de tocar con figuras sobresalientes de nuestra música como Pedro Maffia y Miguel Caló, este hecho habla por si solo de su calidad interpretativa. En algún momento de su meritoria carrera, constituyó el cuarteto Los Notables del Tango, junto a otros destacados músicos de la época. Luego crea el primer Cuarteto de Cámara del Tango y posteriormente un sexteto con varios talentosos intérpretes. Con el empresario Alejandro Romay crearon los ‘Grandes Valores del Tango’, un programa de alta audiencia donde regresaron a la radio aquellas figuras un tanto olvidadas y surgieron nuevos talentos para nuestra música. Como fue un innovador nato, buscador incesante de nuevas formas de expresión, incursionó en otro ensayos tangueros que no fueron tan afortunados, para luego regresar a lo clásico, al buen Tango y volver a destacar por su gran estilo cadencioso y doliente a la hora de empuñar el arco, para dejarnos melodías maravillosas.
La huesuda, la parca, la guadaña, la pálida, boleta..son algunos de los nombres que se le da a la muerte en los Tangos. Varias piezas de nuestra música porteña reflejan, a su manera, la llegada o el paso de la muerte sobr nosotros o algún ser querido. El Tango, por naturaleza nostálgico, también le habló de frente y sin miedo a ese final de los días, con certeza, dramatismo, tristeza y hasta con el humor necesario como para esquivar el zarpazo, por las dudas… Próximos a la conmemoración del Día de Muertos, Tango Sensei no quiere permanecer ausente en esta fecha que todos, de alguna manera recordamos. La buena selección de hoy, con distintos intérpretes destacados del Tango; buenos músicos y excelentes poesías, nos transporta a este tema inevitable que es parte de la vida misma, viene adherida a ella desde que nacemos.
Por algo lo llamaban “El Ruiseñor de las calles porteñas”. Llenaba los ámbitos tangueros con su voz encantadora. No necesitaba gritar para enamorar al auditorio y volverse popular con un par de temas memorables, -uno de ellos se lo hicieron cantar varias veces en una misma noche porque la gente no se cansaba de oírlo-. Poseedor de un gran carisma, tenía un fraseo reo y compadrito a la vez, de estilo único y personalidad atrapante, su elegancia era famosa, reflejada en su vestimenta cuidada, fina, llamativa y de buen gusto. Su binomio con Ángel D’Agostino le garantizó difusión masiva y lo encumbró, dándole el premio que merecía, el público que lo seguía a todas partes. Cualquier escenario donde se presentaba, tenía garantizado el lleno completo, sea club de barrio, estación de radio o confitería. Figura entre los grandes cantores de los cuarenta, se nos fue joven conservando el sonido limpio de esa garganta inigualable que lo hizo famoso. angel vargas
Músico de pura cepa, arreglista, compositor y director de orquesta. En sus comienzos, arrancó formando un trío de habilidosos e inspirados bandoneonistas. Luego acompañó a grandes figuras del Tango como Don Osvaldo Pugliese, Héctor Varela o Juan D’Arienzo. Formó su propia orquesta por mérito y esfuerzo propio, y se abrió paso destacándose en el mundo de nuestra querida música rioplatense. Sus composiciones tienen el toque porteño característico y son recordadas e interpretadas en la actualidad por las nuevas figuras del Tango. Fue ‘Mérito Ciudadano’, distinción que se le otorgó por su prolongada y valiosa trayectoria en pro de la música porteña.
Un Tango Sensei atípico, como solo un grande, prolífico y versátil de la música podía inspirar. Hubiera cumplido 89 años en estos días de septiembre, pero se fue hace poco dejándonos el corazón vacío de su presencia física, pero el alma llena de sus éxitos que fueron la banda sonora de la vida de quienes crecimos en los 60s, 70s y 80s. En su propia voz y en la de Agustin Lara, Maria Felix, José José o Luis Miguel y muchos más, paseó del bolero al tango, del jazz a la cumbia y siempre en la canción donde puso su amplia sonrisa de alegre romántico que celebramos hoy como un humilde homenaje de Tango Sensei para un verdadero grande: el inmortal Chico Novarro.
Nuestra música siempre se caracterizó por su versatilidad en las piezas que ponían a consideración del público, que siempre es el que manda. En este tenor, en la grandes orquestas del Buenos Aires de los cuarenta, empezaron a florecer los dúos, aunque éstos hacía mucho tiempo que habían iniciado con el Tango, el caso de Gardel y Razzano y Magaldi-Noda, fueron una prueba de ello. En la época de oro del Tango, renació esta idea original y el resultado fue extraordinario. Voces increíbles, unidas por grandes directores, fueron la delicia de un público ávido de novedades. Todas las orquestas grababan algún tema con sus dos cantantes a dúo y el éxito fue extraordinario.
Se nos fue hace unos días dejándonos un profundo dolor tanguero. Fue uno de los más versátiles, prolífico y talentoso compositor, sus canciones tienen el poder absoluto de la recordación. Músico desde niño, admirador del jazz y con un ingenio asombroso para incursionar en otro ritmos, supo transitar desde la música tropical, -donde hacía competir a un orangután con un camaleón o un ‘sombrero de paja’- y una ‘despeinada twistera’. Pasó triunfal por el romanticismo del bolero, donde dejó semillas imborrables, hasta llegar a su amando Tango al que tanto le aportó. Fue un Discépolo moderno que le cantó a la noche de Buenos Aires, a un sábado más en las milongas. Al obelisco lo llamó Apolo sin despegar, al cordón de la vereda ‘duro como el alma de un frontón, al amor le dedicó un balance reflexivo y profundo, a la vida la alertó con su último round, hasta llegar a ‘convencernos’. Se afirma en popularidad en los años sesenta y setenta para consolidarse definitivamente en éste, su género, en los ochenta. Brilló con luz y encantos propios. Quedan cientos de sus composiciones para que las canten generaciones venideras.
Músico de excepción, talentoso bandoneonista y Director de orquesta ejemplar. Un innovador permanente de la música en toda la extensión de la palabra. Su trabajada carrera estuvo marcada por la sutil influencia de maestros como Alfredo Gobbi y Osvaldo Pugliese, orquestas que integró en algún momento de su tránsito por el Tango, aunque también supo imponer su propio estilo a la orquesta que dirigía y acompañar a las más valiosas voces de nuestra música ciudadana. Para poca fortuna de la canción rioplatense y de quienes lo admiraban por su pureza interpretativa, se fue joven, de manera por demás temprana y nos dejó sus inspiradas composiciones para la posteridad.
Estudioso de la música y virtuoso del bandoneón. Desde niño aprendió ese instrumento, pulmón de nuestra música, único en el Tango. Fue imponiéndose -a pulso- un espacio importante entre los grandes. Por sus múltiples giras, logró ganarse en España el mote de ‘el mago del bandoneón’. Excelente compositor, arreglador y Director de orquesta. Poseedor de un récord con una pieza de su inspiración, que llevada al disco, en una semana vendió más de 380,000 copias en los años sesenta. Acompañó a un cantante que fue un éxito rotundo en estilo y voz sin igual, nada menos que al cantor de los cien barrios porteños. Toda su vida transcurrió alrededor de nuestra música y nos dejó un legado rico en composiciones e interpretaciones de gran calidad tanguera.
Hablar una vez más de Miguel Caló, su gran orquesta de las estrellas y la pléyade de excelentes cantantes que tuvo, es hablar de la historia más exitosa de nuestro Tango, allá por los famosos y exitosos años cuarenta. No había baile en lugares selectos, que no lo tuviera como estrella principal. Sus grabaciones eran una plataforma de éxito, el público pedía a Caló, su agrupación y sus voces en todas partes. Tenía la virtud de convocar a músicos jóvenes para su orquesta y hacerlos grandes intérpretes, el tiempo fue testigo de ello, porque grandes nombres del Tango pasaron por el tamiz de su talento de maestro y su fina sensibilidad musical a la hora de dirigir. Compositor de temas con extraordinaria recordación, que compuso junto a grandes poetas de su tiempo. Nos ubicamos en aquellos años gloriosos, donde nuestra música ciudadana brillaba en todo su esplendor. Rendimos de nueva cuenta, un merecido homenaje a Don Miguel Caló.
Ya hemos abordado el tema, sin embargo nunca será suficiente dedicarle un homenaje más a la presencia de la mujer en el Tango. En cada pedazo de historia de nuestra música ciudadana aparecen ellas con sus voces y presencias indispensables, para recordarnos que para cantar, además de tener buena voz y entonación, hay que demostrar facultades histriónicas, porque cada composición poética, es una interpretación que debe estar acompañada de un estilo, de un decir distinto, con ademanes y gestos propios e impactantes, como quedó demostrado a través de los años con las distintas cantantes que engalanaron la canción rioplatense. Tango Sensei, una vez más, vuelve a perfumar el ambiente musical de hoy, con estas sonoras y privilegiadas gargantas femeninas que tanto bien le hicieron a los palcos tangueros de ayer, hoy y siempre.