En tan solo un año, 241 presos condenados por delitos considerados graves en Ecuador lograron reducir sus condenas y salir con facilidad de la cárcel. ¿Cómo lo hicieron? Utilizaron un recurso legal conocido como hábeas corpus, que les permitió alegar enfermedades tan graves como insomnio, hemorroides, manchas en la cara y hasta dolor de testículos. Esta es la llave para abrir sin dificultad las puertas de las prisiones ecuatorianas.
Una investigación periodística de John Machado