Meditando en la Palabra

David Benjamin Bell

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Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.

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MelP_695-2Samuel_15_26

«Y si dijere: No me complazco en ti; aquí estoy, haga de mí lo que bien le pareciere.» (2 Samuel 15:26) En plena golpe de estado, el rey David se encuentra huyendo de su capital para preservar su propia vida frente a la rebelión de su hijo. Hubo muchos que en apoyo al rey en medio de esta crisis estaban dispuestos a huir con él. Entre ellos encontramos a Sadoc, el sacerdote. Vino al rey con un grupo de levitas llevando el arca de Dios (15:24). Curiosamente David no aceptó que el arca de Dios le acompañara en su huida de Jerusalén. Mandó a los sacerdotes a volver a Jerusalén con el arca al sitio que David había preparado para el arca hasta que se construyera el templo. Una de las grandes metas de David había sido unir el centro de la vida espiritual de Israel con la vida política de Ia nación, y no pretendía dejar que la presente crisis perjudicara ese propósito. David lo explicó a Sadoc expresando su deseo de encontrar gracia ante Dios para volver a Jerusalén a adorar ante el tabernáculo allí (15:25). Es normal imaginar que Dios le iba a restaurar a David en su inocencia y castigar el orgullo de Absalón; no obstante, encontramos que David se abre a la voluntad de Dios, sea lo sea. En palabras parecidas a las de Jesús en Getsemaní (muy cerca de dónde ocurrió esta historia), David se somete completamente a la voluntad de Dios. Dice que Dios puede hacer con él lo que bien le pareciere. Todos nosotros hemos de llegar al punto en que reconocemos que Dios tiene el derecho absoluto sobre nuestra vida. En vez de buscar nuestra voluntad o defender nuestros planes y propósitos, busquemos hoy ver nuestra vida dentro de la voluntad de Dios. (David Bell)

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Dec 30, 2022
MelP_694-Mateo_9_36

«Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9:36). En esta etapa de su ministerio, Jesús viajaba mucho predicando el evangelio y sanando a muchos enfermos (9:35). Tendría que haber estado cansado de la constante actividad, pero Mateo nos dice que el Salvador estaba lleno de compasión por las multitudes porque los veía como ovejas sin pastor. La imagen de un rebaño sin pastor es bastante común en la Biblia, pero Mateo añade dos palabras interesantes: Jesús veía a las personas desamparadas y dispersas. La primera palabra, traducida desamparadas, conlleva la idea de estar a punto de desmayar por no comer (ver Mateo 15:32). La segunda, traducida dispersas, es la misma palabra que Mateo usa para describir las monedas esparcidas que Judas echó al templo después de traicionar a Jesús. Los que tendrían que haber estado pastoreando las multitudes de Israel los habían abandonado y por eso la gente estaba cansada y esparcida, pero Jesús vino con el mensaje del Evangelio para juntar las ovejas de su rebaño y refrescarlas, restaurándolas a una relación con su Creador. Me es imposible no relacionar estas palabras con las imagenes de los delicados pastos y las aguas de reposo del Salmo 23. Escuchemos hoy la invitación del buen Pastor: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (11:28-29). (David Bell)

2m
Dec 21, 2022
MelP_693-Daniel_10_12

«Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.» (Daniel 10:12) Daniel, siendo ya un hombre mayor, recibió una visón sobre lo que ocurriría con su pueblo en los últimos días (10:14). El capítulo siguiente contiene una detallada profecía sobre los siglos postreros a Daniel, detallando la rotura del imperio griego y el papel del pueblo judío en los años antes de los tiempos del Nuevo Testamento. Pero lo que me llama la atención es la forma en que Dios contestó la petición de Daniel para poder comprender el significado de su visión. Daniel pasó tres semanas enteras, ayunando y buscando entender la visión (10:3), sin recibir una contestación a su oración. Pero ahora viene un mensajero celestial con palabras de sabiduría, ánimo y fuerza para Daniel (10:22-23). Seguramente Daniel no podía comprender por qué Dios no había contestado su petición antes. No obstante el mensajero le asegura que no fue que Dios no lo escuchara. Más bien le dice que desde el primer día que pidió, Dios lo escuchó. En el caso de Daniel, la demora que experimentó se debía a un conflicto espiritual que Daniel jamás podía haber imaginado (10:13). Si oramos según la voluntad de Dios y estamos tentados a pensar que Dios no nos escucha, debemos recordar que a veces hay otros factores en juego que no sabemos. Debemos aprender a confiar en Dios y seguir pidiendo según la voluntad de Dios, porque Dios en su tiempo contestará. Aprendamos hoy a disponer nuestro corazón y humillarnos ante Dios con paciencia, sabiendo que Dios siempre oye la oración y obrará de acuerdo a su voluntad y según su tiempo perfecto. (David Bell)

2m
Dec 16, 2022
MelP_692-Ezequiel_43_7

«y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre» (Ezequiel 43:7a) En los capítulos 40-45, leemos una descripción detallada de un templo que no corresponde con ningún templo que jamás se haya edificado en Israel. Muchos intérpretes entienden que este templo será construido durante el reino milenario de Cristo en la tierra. Pero también es verdad que esta sección del libro nos ayuda a comprondender que incluso en el peor momento de la historia de Judá, cuando los babilonios habían destruido el gran templo de Salomón, Dios permite que Ezequiel vea un templo perfecto que jamás sería profanado por ejércitos enemigos ni tampoco por sacerdotes falsos. Es un templo dónde entra la gloria de Dios (43:3 contrastado con Ezequiel 10:19 cuando la gloria de Dios abandonó el templo de Judá) y permanece para siempre. Es el lugar dónde Dios promete morar con su pueblo para siempre (ver también Ezequiel 37:28). Es fácil perdernos en los detalles de este templo, pero lo que debemos mantener en mente es la realidad que comunican: el plan de Dios es morar en medio de su pueblo para siempre en perfecta comunión. Por eso encontramos que este templo debía causar vergüenza en el pueblo de Dios, llevándolos a darse cuenta de como se habían desviado del plan de Dios (Ezequiel 43:11). En nuestros días, Dios no tiene un templo físico con un trono terrenal. Más bien somos nosotros el templo del Espíritu Santo y Dios debe reinar en nuestra vida. Andemos hoy en santidad, obedeciendo la dirección del Espíritu de Dios, cumpliendo así una profecía de lo que un día será una realidad eterna, el testimonio del santo reino de Dios con su pueblo. (David Bell)

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Dec 08, 2022
MelP_691-Ezequiel_39_7

«Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel.» (Ezequiel 39:7) En los capítulos 38-39 de Ezequiel encontramos una profecía sobre Gog y Magog, nombres conectados a una nación situada al norte de Israel que un día atacará a Israel y será derrotada por Dios. Hablamos de este ataque en futuro porque volvemos a encontrar una profecía de esta batalla en Apocalipsis 20:8, al final del reino milenario de Cristo en la tierra. Allí encontramos que la batalla termina cuando “de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió”. Pero el aspecto más importante de esta profecía es el propósito de la intervención divina en la derrota de este ejército del norte. Dios dice que serán derrotados para hacer notorio el santo nombre de Dios. La derrota del diablo y de las multitudes rebeldes que le siguen será un testimonio eterno a la santidad y al poder de Dios. Tal como ocurrió con el éxodo de los hebreos de Egipto bajo Moisés, toda la tierra tendrá que reconocer quién es y cómo es Dios. Hoy tú y yo tenemos el mismo privilegio. En las victorias sobre las tentaciones y sobre el pecado en nuestras vidas, Dios quiere hacer notorio su santidad y su poder. Quiere que las personas que nos rodeen sepan quién es nuestro Dios. Obedezcamos la dirección del Espíritu Santo, llenos de su poder, para gozar de victoria espiritual. Y así seremos testimonios vivos ante un mundo perdido de la santidad y del poder de nuestro Dios. (David Bell)

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Dec 07, 2022
MelP_690-Ezequiel_37_6

«Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.» (Ezequiel 37:6) Quizás la visión más famosa del libro de Ezequiel es la del valle de los huesos secos. El profeta vio un valle lleno de huesos esparcidos, donde una gran multitud había muerto hacía tiempo. Conforme al mandamiento de Dios, Ezequiel empezó a profetizar sobre los huesos y no sólo se juntaron los huesos sino que crecieron tendones y carne, restaurando los cuerpos, pero todavía no había vida en ellos. Luego profetizó otra vez y el Espíritu entró en ellos. La escena refleja el relato de la creación de Adán. Dios formó el cuerpo de Adán, pero no llegó a ser un alma viviente hasta que Dios sopló en su nariz aliento de vida. El contexto de esta visión es una profecía sobre la nación de Israel (ver 37:14). Ahora mismo, la nación de Israel ha sido restaurada tras siglos de no tener su tierra, pero todavía están esperando aquel momento en que reconocerán a su Mesías traspasado y el Espíritu producirá en ellos la vida espiritual. Pero esta visión también describe la situación de cada uno de nosotros que hemos puesto nuestra fe en Cristo. Con el pecado de Adán, morimos, pero al arrepentirnos y creer en el Evangelio, el Espíritu de Dios produjo vida en nosotros. Sólo Dios podría producir vida espiritual de huesos secos. A veces vemos a personas alrededor de nosotros que espiritualmente son huesos secos y nos parece que es imposible que reconozcan a Dios. Sigamos fieles a Dios, confiando que Él usará su palabra para transformar huesos en cuerpos y llenarlos con vida espiritual por su Espíritu. (David Bell)

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Dec 06, 2022
MelP_689-Ezequiel_29_7

«Cuando te tomaron con la mano, te quebraste, y les rompiste todo el hombro; y cuando se apoyaron en ti, te quebraste, y les rompiste sus lomos enteramente.» (Ezequiel 29:7) Tras denunciar el pecado de las naciones vecinas de Judá (25), Dios dirigió su profeta con un mensaje de juicio contra dos de las naciones más poderosas de su día: Tiro (26-28) y Egipto (29-32). Compara Egipto a un báculo de caña en el cual Israel se había apoyado. No obstante, este báculo se había roto y los fragmentos puntiagudos habían perforado la mano de los que confiaban en ellos. Es interesante notar que es exactamente como los asirios habían advertido a Ezequías y al pueblo de Jerusalén cuando atacaron la ciudad una generación anterior (ver Isaías 36:6). El pueblo de Dios había insistido en confiar en sus aliados mientras abandonaban a su Dios, y ahora, al juzgar Dios a Egipto por sus pecados, el pueblo de Dios sufre la desilusión y el desánimo al ver la destrucción de la nación en quien confiaban. Pero en este mensaje de juicio contra Egipto, debemos escuchar una invitación a confiar en Dios, el único que jamás nos defraudará. Como predicaba el profeta Jeremías: “Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. […] Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.” (Jeremías 17:5, 7). Si confiamos en nosotros mismos o en los que nos rodean, tarde o temprano sufriremos el dolor de la traición o la defraudación. Pero si confiamos en nuestro Dios, jamás nos abandonará. Busquemos confiar más plenamente en Dios hoy en todo lo que hacemos. (David Bell)

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Dec 03, 2022
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«Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor.» (Ezequiel 28:6-7) En la parte central del libro de Ezequiel, encontramos una serie de profecías contra las naciones paganas alrededor de Israel. Pero lo que estaba denunciando el profeta en esas naciones paganas era la misma cosa que había estado denunciando en su propia nación. En esta sección, Ezequiel denuncia a Tiro y específicamente, su príncipe. Tal como hizo Isaías (14:13-14), la denuncia se hace bajo la figura del juicio contra el rebelde Lucifer. El rey de Tiro se veía a sí mismo como un dios (28:2), lleno de sabiduría para conocer misterios (28:3) y grandemente enriquecido (28:4-5). Tal como hizo Lucifer, el rey de Tiro dejó que las bendiciones de Dios le llevaran al orgullo de creer que era como Dios. Pero Ezequiel anuncia la destrucción total de este príncipe y su glorioso reino que se convertiría en una roca en el mar donde los pescadores tenderían sus redes (26:5). Pero este mensaje también era para Israel, como lo es también para nosotros. Cada vez que experimentamos las bendiciones de Dios, corremos el riesgo de creer que estos regalos son el resultado de nuestros esfuerzos y destrezas. El orgullo espiritual es muy sutil y siempre trae destrucción. Aprendamos de Lucifer y el príncipe de Tiro. Vayamos a Dios en humilde gratitud hoy reconociendo “toda buena dádiva y todo don perfecto [que] desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Santiago 1:17a). (David Bell)

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Dec 02, 2022
MelP_687-Ezequiel_19_14

«Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey. Endecha es esta, y de endecha servirá.» (Ezequiel 19:14) Dios dio al profeta Ezequiel esta canción fúnebre contra los reyes de Judá. La canción primeramente compara los reyes de Judá con leoncillos que desgarraban la presa y devoraban a hombres (19:3, 6). En aquellos tiempos cuando un león amenazaba una ciudad, se levantaban los hombres para capturar el león en una fosa y lo encadenaban. Es precisamente lo que haría el faraón de Egipto con Joacaz (2 Reyes 23:33-34). Lo mismo pasó con su hermano, Joaquín. Ezequiel lo llama otro leoncillo que devoraba a hombres (ver 2 Reyes 24:4) y esta vez vino el rey de Babilonia para llevarle en jaula y cadenas como si fuera un animal. La siguiente estrofa cambia la imagen a una vid que producía cetros reales. Pero los mismos reyes se destruyeron a sí mismos con su rebelión y pecado. Llama la atención que Ezequiel enfoca en el fracaso de los leones y de la vid, porque así de esta manera nos lleva a buscar el verdadero león de Judá (Génesis 49:9, Apocalipsis 5:5) y la vid verdadera (Juan 15:1). El fracaso de los ungidos de Dios nos prepara para el perfecto Unigdo de Dios que un día devorará los enemigos de Dios y juzgará con fuego a los sarmientos que no permanecieron en la vid. Si nuestra fe está en Cristo, el León de Judá, y estamos conectados a esa vid verdadera y si su fruto abunda en nosotros, no hay temor porque nadie apresará ese León y su fruto permanecerá. (David Bell)

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Nov 30, 2022
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«Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.» (Ezequiel 9:11) Tras una visión de la terrible idolatría de Jerusalén, el profeta Ezequiel ve otra visión del juicio de Dios. Seis varones se acercan al templo preparados para ejecutar la sentencia de Dios contra su pueblo infiel. Entre ellos el profeta ve a otro hombre que parece fuera de lugar, un escribano con su tintero y pluma. La voz divina envía al escribano a pasar por la ciudad para marcar a toda persona arrepentida, los que gemían y clamaban a Dios a causa de la idolatría y la infidelidad a Dios. Tras él salieron los hombres matando a los que no tenían la marca de Dios en su frente. Cuando Ezequiel vio la escena, intercedió por el pueblo, y en contestación volvió el escribano afirmando su obediencia. Sus palabras hablan del perfecto cumplimiento de la voluntad de Dios en marcar a cada uno de los que pertenecían al Israel espiritual, pero también dan contestación al profeta. Dios no se olvidó del remanente de su pueblo. Es interesante que en el libro final de la Biblia volvemos a una escena parecida. Dios marca a cada uno de los suyos y ninguno de ellos perecerá bajo el castigo de Satanás y los suyos. El mensaje está claro: Dios conoce a los suyos y jamás los olvidará. Cristo cumplió perfectamente la voluntad divina en rescatarnos y redimirnos del juicio venidero. Si hemos puesto nuestra fe en lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, hemos sido marcados como el remanente de Dios para que nosotros también podamos obedecer en todo lo que nos ha mandado el Señor. (David Bell)

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Nov 26, 2022
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«Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.» (Ezequiel 2:8) Dios envió a su profeta Ezequiel a predicar su mensaje a los cautivos rebeldes en Babilonia. No era un trabajo fácil, pero Dios prometió dar al profeta fuerzas para llevar a cabo su ministerio (3:8). No obstante, después de recibir una visión de Dios (capítulo 1) y una comisión como profeta, encontramos a Ezequiel sentado y perplejo entre los cautivos durante siete días (3:15). Así que Dios vuelve a hablar con él para explicarle la responsabilidad que tiene como atalaya. Saber del peligro y no avisar a los demás es ser responsable de su muerte, pero anunciar el peligro transfiere esta responsabilidad al oyente. El punto principal de Dios es llevar al profeta a ver que hay dos tipos de rebeldía contra Dios. Por un lado está la rebeldía abierta de los que violan los principios de Dios por su propio orgullo, pero por otro lado, una rebeldía disfrazada cuando la persona resiste hacer lo que Dios le ha llamado a hacer. La insistencia de Dios en los primeros capítulos de Ezequiel surgieren que Ezequiel luchaba con este tipo de rebeldía. Nosotros también podemos ser rebeldes de esta misma manera. Igual nos consolamos con el pensamiento que no pecamos como rebeldes abiertos ante Dios, pero ¿estamos resistiendo hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer? Por medio de su Espíritu Santo, Dios dará la fuerza y la capacidad para hacer todo lo que nos ha llamado para hacer. ¿Qué es lo que Dios quiere hacer en y por medio de nuestras vidas? No seamos rebeldes a su voluntad. (David Bell)

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Nov 25, 2022
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«El aliento de nuestras vidas, el ungido de Jehová, De quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones, fue apresado en sus lazos.» (Lamentaciones 4:20) El libro de lamentaciones contiene oraciones de lamento y arrepentimiento que ofrece el profeta Jeremías a favor de los habitantes de Jerusalén tras el cautiverio. Al final de la poesía del capítulo 4, el profeta confiesa su confianza equivocada. Ellos habían mirado hacia su rey para protegerles y liberarles de sus enemigos. Sedequías era un ungido, o literalmente un mesías, de Jehová, el que Jeremías describe como el aliento de nuestras vidas. Emplea aquí la misma frase de la creación de Adán, el soplo de vida que recibió Adán que le convirtió en ser viviente, la imagen y semejanza de Dios. Jerusalén se había cobijado en la sombra protectora de sus reyes, creyendo que nada malo les podría ocurrir. No obstante, cuando vieron a Sedequías encadenado, cegado y llevado al cautiverio, se dieron cuenta del error de confiar en el brazo de la carne. Pero en estas palabras logramos un destello del verdadero Mesías, el que es el verdadero aliento de nuestras vidas, el que nos toma bajo su sombra protectora, como una gallina junta sus polluelos (Lucas 13:34), Jesús, el Hijo de Dios. Satanás pensaba apresarlo en sus lazos, pero Jesús resucitó glorioso de la tumba, sellando su victoria y también la de todo aquel que pone su confianza en Él. Hoy busquemos mantener nuestros ojos en nuestro gran Mesías. Los que confían en Él jamás serán avergonzados. (David Bell)

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Nov 24, 2022
MelP_682-Jeremias_48_10

«Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada.» (Jeremías 48:10) En esta sección del libro, Dios envía al profeta mensajes de juicio contra las naciones vecinas de Israel. Ellos habían sido testigos de la ira de Dios contra su pueblo, y fácilmente podrían pensar que eran superiores, ya que ellos no estaban experimentando el juicio que había caído sobre Jerusalén. Cuando Dios pronuncia el juicio sobre Moab, añade esta frase curiosa: una maldición sobre la persona que no se aplica de todo corazón en llevar acabo la obra de Dios. Este lenguaje nos recuerda la historia de Saúl y los amalecitas (1 Samuel 15). En vez de ejecutar la justa sentencia de Dios sobre ellos, Saúl decidió salvar los animales y al rey. La maldición que le cayó por su desobediencia era la rotura del reino y el final de su dinastía. Pero este texto también me recuerda del Mesías que vino para hacer perfectamente la voluntad de Dios (Salmo 40:8). Especialmente me recuerda de aquel día en el templo cuando Jesús limpió el templo de todos los que se estaban aprovechando de la religión para hacer negocio. Los discípulos lo reconocieron como el celo de la casa de Dios (Juan 2:17 y Salmo 69:9). Pero realmente Jesús el ejemplo perfecto de hacer diligentemente la voluntad de Dios, lo opuesto de hacer indolentemente la obra de Jehová. Apliquémonos diligentemente en todo lo que es la voluntad de Dios para nosotros hoy, haciendo de todo corazón lo que nos ha llamado a hacer, vivir el mensaje del evangelio ante un mundo perdido. (David Bell)

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Nov 21, 2022
MelP_682-Jeremias_51_56

«Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus valientes fueron apresados; el arco de ellos fue quebrado; porque Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga.» (Jeremías 51:56) El último mensaje profético del libro de Jeremías es para Babilonia, la espada que Dios usó para juzgar a su pueblo. Jeremías profetizó que Dios también les juzgaría por sus propios pecados, y los destruidores también serían destruidos. La explicación es simple: Dios es un Dios de retribuciones. No puede ignorar u olvidarse de dar la paga que merece cada uno. Dios es perfecta justicia y jamás puede violar esta justicia. No habrá ningún pecado humano que se ignore o que se escape del castigo justo. En un principio, esta visión de un Dios omnisciente e implacable es aterradora para pecadores como nosotros. Si, como leemos en el Nuevo Testamento, que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), no habrá escapatoria: todos estamos y estaremos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Pero allí entra el mensaje glorioso del evangelio. El perfecto Hijo de Dios sufrió la retribución de nuestros pecados por nosotros. Dios dio la paga que merecíamos, pero la dio a Cristo en vez de a nosotros. Y así nosotros recibimos el derecho de ser contados por hijos de Dios. Pero para cada uno que rechaza el sacrificio de Cristo en la cruz, no queda otra esperanza que la justa ira de Dios contra todos sus pecados. El evangelio trae gran gozo al corazón del pecador rescatado por la pura gracia de Dios. Pero también debe motivarnos a compartir este mensaje con los que todavía viven bajo la terrible retribución que les espera. (David Bell)

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Nov 19, 2022
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«Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.» (Jeremías 33:3). El principio general que encontramos en este versículo es una verdad cuya aplicación práctica resalta la importancia de la oración. Sabemos que debemos elevar nuestras voces en oración a Dios, porque nos oye y nos contestará. Incluso creo que todos podemos dar testimonio que a veces la contestación a nuestras peticiones ha sido algo sorprendente, algo que igual jamás habíamos imaginado. No obstante, es importante que notemos el contexto histórico de esta promesa a Israel. El pueblo de Israel había pecado, abandonando a su Dios y por lo tanto Dios los había abandonado en manos de sus enemigos. Pero a pesar de la infidelidad del pueblo, Dios promete responderles con tres cosas grandes y ocultas. La primera gran cosa es el perdón de sus pecados (33:8). La segunda es la transformación de la nación. Los Israelitas rebeldes un día se convertirían en un pueblo que ofrecería verdadera alabanza y gloria a su Dios (33:9). La tercera gran cosa en este contexto es la más importante de todas, ya que es la base de las dos promesas anteriores: es el Mesías. “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra” (33:15). Dios sigue haciendo cosas grandes y ocultas para los que claman a Él en arrepentimiento y fe. Por medio de su Mesías, nos perdona y limpia y nos da el derecho de ser hechos hijos de Dios. Sigamos clamando hoy a nuestro Dios porque todavía tiene cosas grandes para enseñarnos. (David Bell)

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Nov 17, 2022
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«Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová.» (Jeremías 39:18) El profeta Jeremías no era muy popular en Jerusalén. Advertía a los moradores de la ciudad que la única forma de preservar sus vidas era entregarse a los ejércitos de Nabucodonosor. Los príncipes en Jerusalén llegaron a echar a Jeremías en una cisterna para callarle. Solo y sin comida en el lodo y la oscuridad, Jeremías creía que estaba a punto de morir. Pero gracias a la intercesión ante el rey de un etíope, siervo del rey (38:7), Jeremías no murió, y cuando la ciudad por fin cayó en manos de los babilonios, tal como Jeremías había profetizado, Dios prometió librar a aquel etíope de la muerte. Ahora, es importante notar que Dios no prometió salvar la vida del etíope para compensarle por el favor hecho al profeta. Más bien, Dios dice sencillamente que le entrega su vida por botín —el premio de los soldados victoriosos después de la batalla— porque había confiado en Dios. Esta promesa profética al etíope, siervo del rey, me recuerda otra promesa a otro etíope, funcionario de la reina. Felipe le predicó el mensaje del evangelio en el desierto y aquel etíope también puso su confianza en Dios. En ese momento, él también recibió la promesa de tener su vida como botín, pero no su vida física que sólo duraría unos años, sino una vida eterna en la presencia de su Señor. Todos nosotros que hemos confiado en Dios para nuestra salvación sabemos que cuando acabe todas las batallas de esta vida, el Señor nos librará y nos dará la vida eterna como nuestro botín, no porque la merezcamos sino porque tuvimos confianza en Él. (David Bell)

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Nov 16, 2022
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«En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca.» (Jeremías 26:14) Es impresionante ver la paz y la confianza del profeta Jeremías en medio de las dificultades. Fue enviado por Dios para denunciar el pecado de su pueblo. El clima espiritual era sumamente difícil. Los profetas falsos estaban anunciando paz y prosperidad mientras Dios hablaba de juicio y castigo. Tras anunciar el mensaje de Dios, el profeta fue detenido por los sacerdotes y los profetas falsos. Declararon su intención en la siguiente frase: De cierto morirás (8). Jeremías no tenía a nadie en estos momentos que lo protegiera y todo parecía indicar que su vida se había acabado. Pero llama la atención la paz con que Jeremías les contesta. Anima al pueblo a escuchar el mensaje de Dios y arrepentirse (13). En vez de pedir por su propia vida, les vuelve a predicar de su necesidad de volver a Dios de todo corazón. Estoy seguro que Jeremías en este momento imaginaba que estaba predicando su último sermón, pero ocurrió un milagro. “Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado” (16). Dios usó a algunos de los príncipes y el pueblo para frenar la rebeldía y la violencia de los sacerdotes y de los profetas falso. En especial leemos de Ahicam que protegió al profeta para que no lo mataran (24). En cualquier dificultad que experimentamos, debemos tener la misma paz y confianza que vemos en Jeremías aquí. Aunque no sepamos cómo obrará Dios, si estamos haciendo lo correcto no debemos temer lo que nos pueda hacer el hombre. (David Bell)

2m
Nov 14, 2022
MelP_678-Jeremias_9_24

«Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.» (Jeremías 9:24) El ser humano suele sentir orgullo por lo que creemos que son nuestros logros en la vida. Encontramos varios ejemplos en el versículo anterior. El que ha invertido en su educación suele sentir orgullo por su sabiduría. El que ha logrado desarrollar su valentía presume que su fuerza es superior a la de los que le rodean. Y la persona que gana mucho dinero igualmente se jacta de su riqueza. Pero nada de lo que muchas veces impresiona a los demás aparece en el radar de Dios. Lo que realmente tiene valor en esta vida no es ni la sabiduría, ni la valentía ni la riqueza. Dios nos anima primeramente a invertir nuestros esfuerzos en conocerlo. Y ¿cómo se ve este conocimiento? La persona que invierte sus esfuerzos en entender y conocer al Dios de misericordia, juicio y justicia empieza a reflejar estas mismas características en su vida. Es lo que Dios quiere que seamos. Quiere que reflejemos su misericordia, juicio y justicia a un mundo que está perdido. La pregunta que debemos hacernos en esta mañana es si estamos usando bien nuestra vida terrenal. ¿Estamos haciendo algo con nuestros esfuerzos diarios que realmente vale la pena? Si no estamos primeramente buscando conocer y emular a Dios, temo decir que estamos mal gastando nuestra vida. (David Bell)

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Nov 09, 2022
MelP_677-Isaias_35_8

«Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.» (Isaías 35:8) En este himno de alabanza que cierra esta sección del libro de Isaías, encontramos una descripción poética de la restauración del pueblo de Dios. Describe una transformación de la tierra (35:1-2, 7) y también del pueblo de Dios bajo la imagen de una sanidad de todos los males físicos (35:3-6). Pero lo más importante es notar que Dios no solamente restaura la tierra y el pueblo, sino que cambia su andar. Nos habla aquí de una calzada o un camino. Tal como vino Juan el Bautista para preparar el camino para el Mesías, encontramos el camino que nos dejó Jesús, el Camino de Santidad. Es un camino en que sólo transitan los que son santos y por tanto no se encuentra en él ningún inmundo. Pero la razón no se encuentra en los caminantes, ni tampoco en el camino mismo sino en el que acompaña a los caminantes. Jesús, que es el Camino verdadero de vida, es el que transita con los que andan por ese camino y es la razón por la cual nadie, por torpe que sea, se extraviará de ese Camino de Santidad. Este Camino de Santidad es una descripción poética de lo que significa conocer a Cristo por fe. Es caminar en comunión con Él todos los días de tal forma que estamos siendo transformados diariamente a su imagen, y Él a nuestro lado jamás nos dejará extraviarnos del camino. Sigamos andando hoy por el Camino de Santidad sin extraviarnos del que anda con nosotros. (David Bell)

2m
Oct 17, 2022
MelP_676-Isaias_26_3

«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.» (Isaías 26:3) En este versículo encontramos una de las promesas más preciosas de toda la Biblia. Dios promete guardar en perfecta paz a la persona que confía plenamente en Él. Volvemos a encontrar un eco de esta promesa en el Nuevo Testamento cuando Pablo nos anima a orar en vez de afanarnos, y el resultado será que la perfecta paz de Dios “guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Pero es importante notar aquí cómo Isaías describe a los recipientes de esta perfecta paz: son gente justa, guardadora de verdades (26:2). Describe una nación justa (y de hecho, es una palabra que muchas veces se traduce como una nación gentil) que guarda la verdad o la fidelidad. ¿De dónde viene esta justicia? Esta nación justa está compuesta por personas que confían en Dios, que tienen su mente literalmente apoyada en Dios. De hecho, la palabra que se traduce persevera aquí es el mismo verbo que se usa para describir a Sansón cuando “echó todo su peso sobre” las columnas del templo del dios de los filisteos (Jueces 16:29). Por esto el profeta interrumpe su profecía para animarnos a formar parte de esta nación: “Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (26:4). Si queremos experimentar esta perfecta paz, debemos poner toda nuestra confianza en lo que Jesucristo hizo por nosotros en la cruz, para que Dios nos convierta en gente justa, guardadora de verdades. (David Bell)

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Oct 14, 2022
MelP_675-Isaias_14_5

«Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores;» (Isaías 14:5) Al principio de este mensaje profético contra el rey de Babilonia, Dios promete quebrantar su cetro, el símbolo de su gran autoridad como rey de la nación más fuerte del mundo de entonces. Es efectivamente lo que ocurrió aquella noche de fiesta en el palacio de Belsasar cuando el ejército medopersa (ver 13:17) derrotó a Babilónia y a su rey orgulloso. Pero todo este pasaje tiene un doble sentido, ya que compara al rey de Babilonia con Lucifer. La caída del rey de Babilonia alude a la derrota final de Satanás profetizada en Apocalipsis. Tal como Dios había prometido en Isaías 9, un día nacería el Mesías, la Luz que vino a alumbrar a los que se sentaban en la oscuridad. Vino precisamente para quebrantar “su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor” (9:4). El yugo que vino a quebrar no era simplemente la opresión exterior de una fuerza política sino la esclavitud espiritual del pecado que nos ha mantenido destituidos de Dios. Y lo mejor de todo es que esa gran Luz que apareció en la tierra de Zebulon y Neftalí (la zona que más tarde se conocería como Galilea) (9:1) es la “luz verdadera, que alumbra a todo hombre” (Juan 1:9). El prometido Mesías vino para quebrar la autoridad del tentador sobre cada uno de nosotros, para que seamos libres para servir a nuestro Dios. Hoy en Cristo nos gozamos ya de esa libertad y crecerá hasta que estemos en su presencia, completamente transformados en su imagen. Usemos bien nuestra libertad hoy, para gozar de y servir a nuestro Señor. (David Bell)

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Oct 12, 2022
MelP_674-Marcos_10_9

«Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.» (Marcos 10:9) Los fariseos, celosos de la popularidad de Jesús ante las multitudes, buscaban una oportunidad para desprestigiar a Jesús ante el pueblo. Sacaron un tema difícil, un tema que dividía a la gente: el divorcio. Jesús contesta con claridad que el divorcio es un mal necesario en un mundo donde los seres humanos pecan los unos contra los otros (10:5). En un principio, con esa contestación la pregunta estaba contestada, pero Jesús prosigue en su discurso. Citando Génesis 2:24, Jesús les recordó que el matrimonio es una unión establecida por Dios. Luego añade que el ser humano no tiene ningún derecho de deshacer lo que Dios ha hecho. Dios creó el matrimonio para ser de bendición para su creación, y cuando nosotros mal usamos el matrimonio y luego deshacemos esa unión permanente, es una ofensa ante el que la ha diseñado. Pero incluso hay más aquí. Encontramos en Efesios que hay un misterio revelado sobre el matrimonio. Es una imagen de la relación entre Cristo y su iglesia. El amor y respeto necesario en el matrimonio refleja el amor y respeto que existe entre Cristo y todos los que hemos confiado en Él para nuestra salvación. Por fe, Dios nos ha unido a Cristo, y su propósito es que nosotros, dejando atrás a todos lo demás, seamos unidos permanentemente a Dios. Si gozamos de una relación especial y única con nuestro Salvador por medio de la fe, reconozcamos que Dios nos ha juntado a sí mismo con un propósito. Tengamos cuidad de no hacer nada hoy para dañar esa relación con Él. (David Bell)

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Oct 05, 2022
MelP_673-Cantares_2_16

«Mi amado es mío, y yo suya; El apacienta entre lirios.» (Cantares 2:16) El Cantar de los cantares es una canción poética que exalta el regalo divino del amor, lo que Salomón describe como “la llama de Jah” o Jehová (8:6 ver la Biblia de las Américas). En primer plano, la canción contempla el amor entre Salomón y la sulamita, pero los principios que expone el libro son aplicables también al amor que debemos vivir con Dios. Tres veces a lo largo del libro, la sulamita expresa una simple verdad que es el resultado del amor: la pertenencia mutua (2:15, 6:3 y 7:10). El amor bíblico siempre produce una atracción que provoca una unión. Es precisamente lo primero que vemos del amor entre Adán y Eva en Edén: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (2:24). Cuando Cristo nos recordó que el mandamiento que mejor resumía toda la Ley era amar a Dios como a nosotros mismos (Mateo 22:37), las implicaciones de ese amor nos llevan en la misma dirección. Si verdaderamente amamos a Dios, debemos llegar también a sentir lo que expresaba la sulamita aquí: Mi amado es mío y yo soy suyo. El amor a Dios debe llevarnos a una entrega total, en que reconocemos que pertenecemos a nuestro Creador y Redentor. Pero lo más precioso es que también debemos sentir que Él es nuestro. Busquemos amar más y mejor a nuestro Dios, con todo nuestro corazón, alma y fuerzas. El resultado inevitable será que conforme nos entreguemos más al Amado, notemos más su presencia y amor con nosotros en cada situación de esta vida. (David Bell)

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Sep 12, 2022
MelP_672-Salmo_143_8

«Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma.» (Salmo 143:8) Este salmo de súplica empieza como otras oraciones en los salmos. David pide misericordia y protección de Dios. Pero lo que destaca de esta oración es la petición de dirección que encontramos al final de la oración. David pide que Dios le guíe en base de dos hechos. En primer lugar, David ha confiado en Dios y en segundo lugar, David ha elevado su alma a Dios —es un lenguaje del sacrificio que habla de entrega y dedicación. En base de su fe y su entrega, David pide que Dios le haga saber el camino por donde debe andar. En primer lugar, David pide que Dios le haga reconocer la voluntad de Dios en su vida. Dos versículos más tarde, David añade dos peticiones más: Enséñame a hacer tu voluntad … Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud (10). La progresión del pensamiento es importante: reconocer, enseñar y guiar. Hacemos bien en apropiar esta petición de David. Si hemos puesto nuestra fe en lo que Cristo ha hecho por nosotros en la cruz y nos hemos entregado a Dios para hacer su voluntad, necesitamos que Dios nos haga reconocer y que nos enseñe el camino correcto. Pero lo bonito es que Dios no nos deja con información solamente. Más bien Dios ha puesto su Espíritu en nosotros para guiarnos en hacer su voluntad. Oremos hoy como oraba David para que Dios sea glorificado en nosotros. (David Bell)

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Aug 25, 2022
MelP_671-Salmo_85_10

«La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron.» (Salmo 85:10) Este salmo anticipa la redención del pueblo tras su cautividad. En este contexto, el salmista reconoce el pecado del pueblo y el castigo justo de Dios a la vez que pide la misericordia y la salvación (7). La justicia, lo que el pueblo merecía de Dios, era su castigo y destierro. No obstante, el salmista habla del encuentro perfecto entre la justicia y la paz. La verdad era que Israel había abandonado a Dios y por lo tanto merecían que Dios los abandonara. Pero esta verdad se encontró con la misericordia de Dios. Ahora, la única manera que es posible que la misericordia se encontrara con la verdad y la justicia con la paz es lo que leemos en el versículo 2: “Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; Todos los pecados de ellos cubriste”. La única esperanza de misericordia y paz para Judá se encontraba en un sacrificio de Dios que traería el perdón de todos sus pecados. Este salmo anuncia el evangelio siglos antes de la venida de Cristo. En la cruz la misericordia de Dios se encontró con la verdadera condición de la humanidad pecadora, destituida de la gloria de Dios. La perfecta justicia de Dios que demandaba la paga del pecado se besó con la paz que es la transformación de pecadores en amados hijos. Si hemos recibido lo que el Hijo de Dios hizo en nuestro lugar en la cruz, alabemos a Dios hoy por la misericordia y la paz que son nuestras en Cristo Jesús. (David Bell)

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Aug 11, 2022
MelP_670-Salmo_68_35

«Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo. Bendito sea Dios.» (Salmo 68:35) El salmo 68 es un himno de alabanza a Dios reconociendo su gran poder. El contexto histórico del salmo aparentemente es la preparación del traslado del arca del pacto a Jerusalén para la posterior construcción del templo. David empieza el salmo contemplando el gran poder de Dios a través de la historia de su pueblo. Primero recuerda el poder de Dios en el desierto, Dios demostrar su gran poder cuando en Sinaí hizo temblar la tierra mientras hablaba con su pueblo (8). Ahora David anticipa el poder de Dios que morará en medio de su pueblo en el templo (16-17). Pero toda esta alabanza del poder de Dios tiene una aplicación práctica. Este Dios poderoso es el que puede dar fuerza y vigor a su pueblo. Cuando contemplamos de verdad el poder de Dios, debemos vernos como realmente somos: faltos de fuerzas y completamente necesitados de Él. Pero la gran bendición es saber que Dios da fuerzas y vigor a su pueblo cada vez que lo pidamos. Pablo lo expresó así a los colosenses cuando les animó a estar “fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad” (1:11). El glorioso poder de Dios en nosotros producirá la paciencia necesaria para todas las situaciones que nos enfrentaremos hoy. Podemos contar hoy con la fuerza y el vigor que el temible Dios de los cielos quiere darnos. Bendito sea Dios. (David Bell)

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Aug 08, 2022
MelP_669-Salmo_36_9

«Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz.» (Salmo 36:9) Este salmo es principalmente una petición de protección divina contra los malvados que amenazan al salmista (36:11). Pero sorprendentemente, la base de esta petición no se encuentra en la justicia o la inocencia del salmista sino en la gran misericordia de Dios. ¡Así lo repite hasta tres veces! (36:5, 7, 10). También llama la atención las varias imágenes poéticas que el salmista usa para describir esta protección. Es como estar debajo del ala (7), estar saciado de comida (8a) o beber de un río fresco (8b). Pero la última imagen poética que usa es quizás la más preciosa: sólo en la luz de Dios seremos capaces de ver la luz. Conocer a Dios (ver 36:10) es contemplar su luz o su gloria. Ver la luz de Dios abre nuestros ojos para contemplar de manera diferente todo lo demás que existe en este mundo. El evangelista Juan recoge este mismo pensamiento en su prólogo al evangelio: describe a Jesús como “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre” (1:9). Habrá muchas situaciones en esta vida que no podremos comprender, pero en todas ellas, podemos confiar en la misericordia de Dios hacia los que confían en Él. Su luz nos dará una perspectiva nueva sobre todo lo demás que experimentamos. Sigamos buscando conocer mejor a nuestro Dios. La luz de su gloria vista en su gran misericordia hacia los suyos nos permitirá ver claramente para que seamos saciados completamente en su presencia. (David Bell)

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Aug 01, 2022
MelP_668-Job_40_8

«¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?» (Job 40:8) Desde que los tres amigos de Job rompieron su silencio para acusar a Job de toda clase de pecado para explicar la calamidad que estaba sufriendo, Job ha estado a la defensiva (Job 13). Por lo que vemos en los primeros dos capítulos, Job tenía razón. Lo que le había ocurrido no era un castigo de Dios sino un ataque de Satanás. Pero el problema es que cada vez que Job defendía su inocencia, tácitamente estaba invalidando la justicia de Dios. Esto sólo empujó a los amigos de Job a condenarle aún más en su esfuerzo de defender el carácter de Dios. Así que realmente no es sorprendente que Dios empiece este segundo discurso con esta condenación de Job. Al defender su justicia, Job estaba acusando a Dios de actuar injustamente. Por medio de estos dos discursos (38-41), Dios manifiesta su justicia, poder y soberanía y todo cambia para Job. Se dio cuenta de que justificarse a sí mismo sólo le llevaba a hablar sin sabiduría (38:2; 42:3) y que lo mejor que podría hacer era someterse a Dios en humildad (40:4-5; 42:2). Cuando pasamos por dificultades, podemos caer en la misma trampa. Podemos quejarnos y enfocar en nosotros mismos de tal forma que perdemos de vista quién es nuestro Dios. Pero si buscamos conocer mejor a nuestro Dios, incluso en medio de la prueba, Dios nos enseñará y se revelará en nuestras vidas. Tengamos cuidado cuando pasamos por momentos difíciles. En vez de enfocar en nosotros mismos, busquemos conocer mejor a nuestro Señor. (David Bell)

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Jul 25, 2022
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«En el mes primero, que es el mes de Nisán, en el año duodécimo del rey Asuero, fue echada Pur, esto es, la suerte, delante de Amán, suerte para cada día y cada mes del año; y salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.» (Ester 3:7) En el libro de Ester, el personaje de Amán aparece repentinamente en el capítulo 3. Alguna amargura tendría hacia el pueblo judío por eventos pasados, pero cuando Mardoqueo, de todos los siervos del rey, no se arrodilló ante él, Amán decidió que la solución sería realizar un genocidio. La parte terrible de la historia es que el rey Asuero no puso ningún impedimento al plan malvado de Amán (3:10). Todo parece perdido para el pueblo judío. Pero es curioso notar un detalle: Amán obviamente era supersticioso y decidió echar suertes para ver el mes en que empezaría su exterminio. Era el primer mes del año y la suerte señaló el mes duodécimo; Amán tendría que esperar un año entero para llevar acabo su plan. Dios ordenó que la suerte señalara ese mes, dando el tiempo necesario para que el rey fuese recordado del servicio de Mardoqueo y que la reina Ester intercediera por su pueblo. El mensaje del libro de Ester es que el soberano Dios controla y ordena los tiempos para llevar a cabo su perfecta voluntad. Este mensaje es importante para nosotros. Vivimos en un mundo que está lleno de maquinaciones que amenazan a los hijos de Dios. Podemos descansar en la soberanía de nuestro Dios que gobierna a pesar de la maldad humana. Sigamos confiando hoy en nuestro Dios y pidamos que “la paz de Dios gobierne en [nuestros] corazones” (Colosenses 3:15). (David Bell)

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Jul 06, 2022
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«para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios.» (Nehemías 13:7) Cuando los judíos volvieron a Jerusalén y empezaron otra vez a leer la Ley, entendieron que los otros pueblos que habitaban entre ellos no debían entrar en la congregación de Dios (13:1). Debemos entender esto en el contexto espiritual; o sea, los que no reconocían al Dios de Israel no formaban parte del pueblo de Dios. Justo en este contexto, Nehemías cuenta de cómo Eliasib, uno de los encargados del templo reconstruido, había entregado una de las cámaras sagradas a su consuegro Tobías. Cuando Nehemías volvió a Jerusalén y se enteró de que un hombre que no seguía al Dios del templo tenía una viviendo dentro del templo, dice “me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara” (13:8). Esta limpieza del templo nos prepara para el Señor Jesucristo que también encontró en el templo a los que no debían estar, no por su nacionalidad sino porque su propósito no fue el de adorar a Dios. Jesús también los arrojó del templo. Nosotros somos el templo de Dios. Debemos guardar nuestro templo y tener cuidado de no albergar en nuestra vida a aquellas cosas que son contrarias a Dios. Cuando el Espíritu de Dios nos hace ver en nosotros lo que es contrario a Dios, debe dolernos en gran manera y por el mismo Espíritu debemos arrojarlos fuera. Pidamos hoy que Dios nos abra los ojos, y si hay algo en nuestra vida que no debe estar allí, arrojémoslo de nuestro templo para que Dios sea honrado en él. (David Bell)

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Jul 05, 2022