Vivimos en una sociedad sabionda, pero no sabia. El pecado reina a nuestro alrededor, e incluso en nosotros mismos. ¿A quién iremos? Solo Dios es nuestro refugio. Dios ha sido el refugio de las generaciones que nos han precedido y será el refugio de las que nos seguirán, porque Él es el único refugio seguro para todas las generaciones.