En nuestro camino por la vida, mientras nos movemos de un lado a otro geográfica, emocional y espiritualmente, Dios es nuestro socorro y seguro protector. No necesitamos pensar que estamos solos. Cuando nos sentimos desolados por un fracaso o nos asaltan los temores escondidos en las cuevas de nuestras conciencias, podemos confiar en que Dios está con nosotros protegiéndonos y bendiciéndonos.