Ser solidario es pensar antes en el bien común que en el propio.
Incluye:
• Hacer el bien: a todos, especialmente a la familia espiritual.
• Brindar auxilio espiritual: predicando el evangelio y ayudando a los hermanos desanimados.
• Sacrificar de lo nuestro: renunciando a cosas para conseguir metas espirituales.
• Armar equipo: que los demás sean socios y no herramientas para conseguir mis fines.
La solidaridad se centra en dar. Y dar tiene un gran premio: la felicidad.
“...recordando las palabras del Señor Jesús: Hay más dicha en dar que en recibir” Hechos 20:35